El 5 de abril de 2016, Su Santidad el Papa Francisco elevó el templo parroquial de Santa María la Mayor de Linares a la dignidad de «Basílica Menor». El 20 de Mayo de 2016 tuvo lugar la ceremonia de proclamación oficial, presidida por el entonces obispo de Jaén, el Excmo. y Rvdmo. Dr. Don Ramón del Hoyo López, acompañado de numerosos sacerdotes de la diócesis.
La designación de un templo como Basílica significa una relación particular de este templo con la Iglesia de Roma y con el Sumo Pontífice. La concesión de este título está regulada mediante un Decreto de la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, llamado “De titulo Basilicae Minoris”, y fechado el 9 de noviembre de 1989. En este decreto se establecen las condiciones que ha de cumplir un templo para ser elevado a esta dignidad, y que son, entre otras:
- Ser un templo dedicado especialmente a Dios en un rito litúrgico y debe destacarse como un centro activo litúrgico y pastoral, especialmente a través de las celebraciones de la Santísima Eucaristía, la Penitencia y de los otros sacramentos, en el cual las celebraciones constituyan un ejemplo para los demás debido a su preparación y realización de acuerdo a las normas litúrgicas y con la participación activa del pueblo de Dios. Igualmente, la iglesia debe gozar de un cierto renombre en toda la diócesis.
- Para permitir unas celebraciones dignas y ejemplares, el templo debe ser un edificio suficientemente grande y tener un presbiterio capaz. Los elementos necesarios para la celebración (altar, ambón, sede presidencial) han de estar colocados de acuerdo con las normas litúrgicas.
- Ha de ser una iglesia que goce de cierto renombre en la diócesis, bien por haber sido edificada y dedicada a Dios por algún hecho particular histórico-religioso, bien por conservar el cuerpo o las reliquias insignes de algún santo, o por custodiar una imagen que sea muy venerada por los fieles.
La Basílica de Santa María la Mayor presentó su solicitud avalada por ser la única Comunidad cristiana en toda la diócesis de Jaén (y de muchas otras diócesis de España) que tiene el honor de tener a dos hijos suyos elevados a los altares: San Pedro Poveda y el Beato Manuel Lozano Garrido, conocido popularmente como “Lolo”. De este último, además, nuestra Comunidad conserva celosamente sus reliquias, que están expuestas a la veneración pública bajo el altar de nuestro templo, convirtiéndose de este modo nuestro templo en un lugar de peregrinación, siendo cada vez más frecuente y numerosa la afluencia de personas que quieren acercarse a Cristo a través de estos santos.
Además, se incidió en otro aspecto esencial que define a este templo como objetivo prioritario y es el ideario Eucarístico que imprime a su actividad pastoral, no sólo en su ámbito parroquial, sino de cara a toda la ciudad y Arciprestazgo de Linares, con la exposición diaria del Santísimo Sacramento, permitiendo a todos los cristianos tener un lugar disponible para poder adorar a Jesús Sacramentado, especialmente por las mañanas, y el acceso al sacramento de la Penitencia.
Por último, es la iglesia más antigua del arciprestazgo, además de la de mayor valor monumental y artístico. Santa María la Mayor, además, podríamos decir que actúa como “iglesia de la ciudad”, ya que todos los actos religiosos que celebra Linares en su conjunto están relacionados con ella, como pueden ser la Eucaristía y procesión del Corpus Christi, o los cultos anuales a nuestra patrona, la Virgen de Linarejos.
La dignidad de Basílica concedida a este templo implica también unos derechos y unas obligaciones.
Entre los derechos destacan el poder usar el signo pontificio (las famosas «llaves cruzadas») en las vestiduras, los muebles y el sello de la Basílica, así como la concesión de unos días de indulgencia plenaria para aquellos que la visiten, como se especifica en el apartado siguiente. También pueden exhibir y utilizarse en las procesiones dos elementos: el tintinábulo y la umbela o conopeo. El conopeo o umbela es un parasol en forma de tienda, de color rojo alternando el amarillo: son los colores del gobierno pontificio, símbolo de acogida. Y la campana – el tintinábulo – es un símbolo de convocatoria.
Entre las obligaciones se destaca la promoción de la formación bíblica y religiosa de los fieles, así como el estudio y divulgación de los documentos con los que se propone el magisterio del Sumo Pontífice. También se encarece que se preparen y celebren convenientemente las diferentes celebraciones litúrgicas a lo largo del Año litúrgico, especialmente en los tiempos de Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua, así como promover la participación de los fieles en la Liturgia de las Horas y celebrar con especial cuidado las fiestas de la Cátedra del Apóstol San Pedro (22 de febrero), de San Pedro y San Pablo (29 de junio), y el aniversario de la elección o de la inauguración del ministerio petrino del Sumo Pontífice, como símbolo de comunión especial con el Papa.