Este domingo 27 de octubre celebramos el aniversario de la dedicación de nuestra Basílica, el día en el que, hace muchos siglos, nuestro templo parroquial fue consagrado al Señor. Damos gracias a Dios porque durante todo este tiempo, estas paredes han acogido Su presencia en medio de nuestra ciudad, porque en este templo muchos de nosotros, y otros miles y miles a lo largo de los siglos, hemos recibido los sacramentos, hemos orado, hemos despedido a nuestros difuntos, hemos compartido nuestra fe.
Recordar la fecha de consagración del templo parroquial nos debe de ayudar a tomar conciencia de que hemos de ser templos vivos, piedras vivas; a cuidar el templo pero, sobre todo, a cuidar los templos vivos que somos cada uno de nosotros, a cuidar la comunidad que formamos.